Título: Todo va a mjorar

Autora: Almudena Grandes

Género: Novela, distopía

Editorial: Tusquets

Idioma: Español

Año de edición: 2022

Formato papel

ISBN: 978-84-322-3792-8

Todo va a mejorar

Sinopsis

España en un futuro próximo. Un nuevo partido político llamado Movimiento Ciudadano ¡Soluciones Ya! ha arrasado en las elecciones. Quien lo dirige en la sombra es un empresario de éxito que propugna que el Consejo de Ministros funcione como un consejo de administración, y que tiene proyectos ambiciosos para arreglar el país. Tras una ola de vandalismo, formará un nuevo cuerpo de Vigilantes, tras un Gran Apagón creará un acceso limitado a internet, y, ante las dificultades, estimulará la libertad ilimitada de compras y consumo. Todas ellas serán medidas extraordinarias porque el país se enfrenta a nuevas formas de pandemia que exigen velar ante todo por la seguridad. Solo un grupo de mujeres y hombres corrientes se atreverán a desmontar las mentiras del nuevo régimen en el que todo aparenta mejorar, cuando en realidad se vive bajo los abusos de poderosos sin escrúpulos.

Opinión

No me ha calado como me hubiera gustado

Lo primero que tengo que decir es que tenía gran interés en leer Todo va a mejorar, porque estoy preparando mi propia distopía (deseo que sea mi próximo proyecto literario) y quería saber cómo había planteado y resuelto la suya una novelista de la talla de Almudena Grandes. Sin embargo, tengo que decir, incluso a riesgo  de que mi opinión resulte impopular, que la novela no ha colmado mis expectativas y no me ha calado como me hubiera gustado. Aunque parte de una premisa interesante, con mucho potencial, los conflictos que nos plantea están tratados de una manera  superficial sin llegar nunca a ahondar en los personajes que están apenas esbozados a lo largo de todo el libro. Por otra parte, el desenlace me parece absolutamente inverosímil y precipitado. No incidiré más sobre él, ya que sabemos que la autora se encontraba ya muy enferma  y que ni siquiera pudo terminar la obra: el último capítulo lo escribió su viudo, Luis García Montero, que en el epílogo del libro nos cuenta todo el proceso de creación que siguió la novelista y cómo le dejó las indicaciones para la conclusión del mismo.

Los conflictos están tratados de una manera  superficial y los personajes apenas esbozados

Al tener claro que mi opinión no sería favorable y por ser la última novela de una escritora recientemente fallecida y tan querida por el público, me debatí sobre si escribir la crítica o no. Lo que tenía claro es que si la escribía, de ninguna manera falsearía mi opinión ni dulcificaría los aspectos negativos que he encontrado en ella. En principio, publiqué un comentario a la amplia reseña que Jacqueline Cruz, con quien estoy sustancialmente de acuerdo. Sin embargo, yo quise incidir más sobre algunos aspectos en los que ella no se había detenido o que abordó de forma más ligera, ya que lo contrario hubiera resultado mucho más extensa de lo que ya es. Tras reflexionar sobre el tema, he decidido al final darle una estructura más formal a mi comentario  y publicarlo también como reseña mi propio blog.

Me debatí sobre si escribir la crítica o no

Todo va a mejorar es una distopía sui géneris (también se podría decir de ella que es bastante ligth), ya que la sociedad que nos describe Almudena Grandes es extraordinariamente  parecida a la actual y discurre en un futuro muy próximo. De este modo, solo tuvo que cargar las tintas para llevarnos a esa España ideada por el Gran Capitán que nos resulta tan fácil de imaginar.

El Gran Capitán quiere aplicar las tácticas empresariales al gobierno del país

El Gran Capitán, alias de Juan Francisco Martínez Sarmiento, es un empresario con un excelente «ojo clínico» para los negocios, que quiere aplicar las tácticas del mundo empresarial al gobierno. Para ello diseña un ambicioso plan que le llevará años de preparación y para el que contará, siempre con sustanciosas cantidades de dinero de por medio, con las mentes más privilegiadas de nuestro país (principalmente hackers informáticos y virólogos); además se propone crear un partido político «Movimiento ciudadano ¡Soluciones ya!», que tengo que decir que recuerda muchísimo en su transversalidad (y en otros aspectos) a CIUDADANOS, pero también a PODEMOS y sus partidos aledaños.

Moviento ciudadano ¡Soluciones ya!

Aunque al principio se nos cuenta que todo es en aras de una mejor gestión económica del país y con el fin de acabar con la corrupción de los políticos al uso, nos damos cuenta enseguida de que su único propósito es enriquecerse él mismo y de paso favorecer a todos los grandes empresarios que le ayudan en el camino. Su objetivo es el control total de la población mediante consignas y eslóganes facilones, pero vacuos y para ello se apoya en una serie de pandemias sucesivas (algunas reales, otras ficticias), el apagón de Internet tal y como lo conocemos (llamado en la novela El Gran Apagón) y el desmantelamiento de todas y cada una de las instituciones del estado.

Alerta spoiler

Como no quiero extenderme más sobre la trama, diré que al principio todo le sale a pedir de boca, hasta que la gente se empieza a hartar de las arbitrariedades del gobierno —que dicho sea de paso, llega al poder de manera democrática, tras ganar unas elecciones, pero que tras dinamitar todas las instituciones se convierte en una dictadura— y surge una oposición clandestina, que es el germen de un gran cambio (ALERTA SPOLIER) que culmina con el orquestado y poco verosímil harakiri del régimen impuesto por el Gran Capitán y que nos remite directamente  a la autodisolución de las Cortes Generales tras la muerte de Franco.

¿Lenguaje sexista?

A pesar de que Almudena Grandes era considerada una mujer feminista en muchos círculos, Jacqueline ya comentó en su reseña el uso de cierto lenguaje sexista como escribir «médicos» en lugar de «médicas» al referirse exclusivamente a mujeres, lo cual a día de hoy es un sinsentido, ya que la nada progresista RAE en el uso de lenguaje inclusivo indica que la forma femenina es la correcta y que no  debe emplearse “la médico”. Yo hago otra objeción que casi me ha dolido más y es la asimetría de trato que da a los personajes en función del sexo al que pertenecen. Los hombres (que todos o casi todos tienen nombre y dos apellidos), son descritos en función de sus cualidades y pocas veces entra en el aspecto físico, salvo que sea necesario para la trama y cuando lo hace se muestra indulgente con ellos. Por el contrario, las mujeres muchas veces son nombradas con nombre y un solo apellido o veces solo con un diminutivo, como ocurre con Cuca, la mujer del Gran Capitán, que es un personaje sumamente anodino e innecesario para el desarrollo, que está puesta allí solo para decorar la vida de su marido.

Nadie que la mirara (a Cuca) con ojos de chaval de barrio, la avidez plebeya que él se había esforzado en conservar bajo su ceño de águila real hecha a sí misma, podría creer que esa muchacha de piel de melocotón, lánguida y esbelta, admirablemente proporcionada bajo un mono ajustado de seda de color burdeos, tuviera cuarenta y un años, que hubiera parido tres hijos, que no hubiera nacido rubia. Él lo sabía, pero en momentos como aquel, le gustaba complacerse en el equívoco.

Todo va a mejorar, pág. 12

Otras son descritas basándose en su atractivo físico (o carencia del mismo), por la edad (de merecer o no, etc.), en ocasiones con expresiones claramente desdeñosas cuando no directamente soeces, si bien es verdad que a veces (no siempre) pone dichas descripciones en boca de los personajes.

Su físico (de Megan García), a cambio, era intercambiable con el de cualquier otra chica insignificante, más baja que alta, más gorda que delgada, gafas redondas de montura fina, media melena de pelo castaño, ni ondulado ni absolutamente liso, y ningún atractivo particular.

todo va a mejorar, pág. 20

…(Paula Tascón) sobre el grotesco perfil de una «p» minúscula, unas tetas descomunales, adheridas como un pegote a un tronco tan esbelto huesudo como sus brazos, como sus piernas largas, finas, bonitas.

todo va a mejorar, pág. 29

…(Paula Tascón) clavó los codos en la mesa, unió ligeramente los antebrazos, y cuando el canalillo le llegaba aproximadamente a la clavícula, dijo la verdad.

todo va a mejorar, pág. 34

(Mónica Hernández) Antes de terminar de decirlo, se dio cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, estaba dejando a la vista de cualquiera sus brazos colgantes de cincuenta y tres años de edad.

todo va a mejorar, pág. 45

Escenas de sexo a lo «Anatomía de Gray»

Otro punto que me llama poderosamente la atención (para mal) es la idealización del sexo en los hospitales, del cual presenta algunas escenas a lo «Anatomía de Gray». Como conocedora de este ambiente, no en vano me he pasado casi más tiempo en ellos que en mi casa (41 años ejerciendo la medicina), puedo asegurar que es una falsedad y más todavía durante la pandemia, en que las condiciones de trabajo eran sumamente hostiles y extenuantes. También son llamativas, por lo excesivo además de poco realistas, ciertas escenas sexuales entre algunos de los personajes por muy en la fase de enamoramiento que se encuentren. Escenas que, por otra parte, ni siquiera se pueden considerar eróticas, ya que son meramente informativas: A y B se pasan el día en cueros y fo****do como conejos por toda la casa, viene a decir (con otras palabras algo más elaboradas, pero tampoco mucho más).

Demasiados personajes

Ya, entrando en lo puramente literario,  sin dejar de reconocer que Almudena Grandes es una narradora con mucho oficio, hay cosas de su estilo que no me gustan y me voy a referir a dos en concreto:

1) El incesante desfile de personajes secundarios que no cesa hasta casi acabada la novela, muchos de los cuales no son necesarios para el desarrollo y que despistan, más que ayudan, a seguirla. Como ejemplo, algunos personajes tan solo aparecen en una o dos escenas de las casi 500 páginas de la novela. Por suerte, al final del libro se incluye una guía que he necesitado consultar a menudo durante la lectura. El exceso de personajes impide que se profundice en los mismos y en general resultan en su mayoría bastante planos. Incluso el Gran Capitán, que se supone que es protagonista de esta historia coral, o por lo menos, quien la pone en marcha, pasa a un segundo plano durante la parte central de la novela, para reaparecer únicamente al final de la misma y de manera sumamente desdibujada.

Interminables enumeraciones

2) Las interminables, enfáticas, reiterativas y exasperantes enumeraciones (no importa de qué este hablando) que se suceden a lo largo del libro (en Inés y la alegría, que es otra de las novelas de la autora que he leído recientemente, también se dan, pero creo que en Todo va a mejorar están aumentadas a la máxima potencia). Este recurso expresivo llevado tan al límite me aburre soberanamente y me saca de la trama. 

El Gran Capitán había ido apuntando en un cuaderno perfiles interesantes de activistas independientes, al menos en apariencia, que en los últimos tiempos habían defendido causas con apoyo popular. Representantes de las Kellys, de los repartidores en bicicleta, de los afectados por las viviendas públicas vendidas a fondos buitre, pero también feministas, ecologistas, portavoces de la España vaciada, padres y madres de niños con enfermedades raras, trabajadores de residencias de ancianos castigadas, o no, durante la Gran Pandemia, influencers implicadas en causas solidarias y toda una gama de pequeños emprendedores que habían alcanzado más o menos éxito.

todo va a mejorar, pág.57

No es una obra redonda

En definitiva y para no extenderme más, creo que esta última novela de Almudena Grandes, aun mereciendo la pena su lectura, es una obra que queda muy lejos de ser redonda.

Nota: todos las citas que ilustran la reseña están escogidas a propósito de las primeras páginas del libro para no caer en spoilers.