Escritora

Etiqueta: Memorias

Ordesa

Título: Ordesa

Autor: Manuel Vilas

Género: Inclasificable

Editorial: Alfaguara

Idioma original español

Año de edición: 2018

Formato papel

ISBN: 978-84-204-3169-7

Sinopsis

“Son dos verdades distintas, pero las dos son verdades: la del libro y la de la vida. Y juntas fundan una mentira”.

Una historia personal

En Ordesa, Manuel Vilas narra una historia personal con una intensidad similar a la que recorre su poesía: el pasado, el desvanecimiento de dos familias, la muerte de los seres queridos, la ausencia y la lejanía de los que ama, la España en la que vive y aquella en la que creció, los recuerdos, la sensación de desarraigo… Con una voz valiente y transgresora, mezclando realidad y ficción, prosa y poesía, el autor construye un relato en el que todos podemos reconocernos y recorre con él el camino inverso, desde el presente inequívoco hasta el origen imaginado.

Escrito a ratos desde el desgarro, y siempre desde la emoción

Escrito a ratos desde el desgarro, y siempre desde la emoción, este libro es la crónica íntima de la España de las últimas décadas, pero también una narración sobre todo aquello que nos recuerda que somos seres vulnerables, sobre la necesidad de levantarnos y seguir adelante cuando nada parece hacerlo posible, cuando casi todos los lazos que nos unían a los demás han desaparecido o los hemos roto. Y sobrevivimos.

Opinión

Mi interés por el libro

Vaya por delante una breve historia personal. Mi madre, a sus 87 años, continúa siendo una gran lectora (todo lo que sus maltrechas cervicales le permiten), pero este libro lo tenía repudiado. Precisamente, el repudio de mi madre hizo que se despertara mi interés por él y se lo tomé prestado. Tras leerlo pude comprender el porqué. Puedo aventurar que no fueron sus casi cuatrocientas páginas lo que la echaron para atrás. Ciertamente es un libro difícil de leer, no apto para todos los públicos, ni para todas las ocasiones, pero no por ello carece de interés, sino todo lo contrario.

Difícil clasificación

Para empezar es difícil de clasificar, ya que está a medio camino entre la novela y el libro de memorias; entre la realidad y la ficción; entre la narración y la disertación filosófica; entre la idealización y el desarraigo; entre la prosa y la poesía. Cuando lo terminas no dejas de preguntarte qué es verdad y qué es mentira en esta recreación desordenada y caleidoscópica, por momentos plasmada de nostalgia y lirismo, por momentos monstruosa y hasta escatológica en alguna ocasión, que hace Manuel Vilas de la historia de su familia (que a veces parece de lo más corriente y a veces parece completamente disfuncional, para seguir con el tema de las dualidades).

Este libro habla sobre la vida y la muerte

Este libro, que habla sobre todo de la vida y la muerte, de la memoria de los seres queridos, de la familia, de dónde venimos y hacia dónde vamos, contiene pasajes memorables a la vez que desconcertantes: “La muerte es en el fondo casi una ganancia económica, pues la naturaleza al fin te deja libre, ya no hay acción ni trabajo, ni esfuerzo, ni salario, ni éxito, ni fracaso; ya no hay que hacer la declaración de la renta, ni mirar los extractos bancarios ni consultar la factura de la luz. La muerte representa, en ese sentido, la utopía del anarquismo”.

Conmovedor y desconcertante

Especialmente conmovedor me resultó este bellísimo párrafo dedicado a la memoria de sus padres: ”Era el paraíso. Fue mi paraíso. Fueron ellos mi paraíso, mi padre y mi madre, cuánto los quise, qué felices fuimos y cómo nos derrumbamos. Qué hermosa vida juntos, y ahora todo se ha perdido. Y parece imposible”. O estos otros: Tú eras Dios. Música de Dios. Eras la música del que permanece. Todo hombre o toda mujer quiere fundar una familia.

Los seres humanos son fundadores de familias.

“Mi nostalgia es nostalgia de una manera de hablar el español. Mi nostalgia es nostalgia de un mundo sin miedo.

Abundan las metáforas y los paralelismos

El texto de Ordesa está plagado de metáforas: los colores como símbolo del transcurrir  del tiempo: del azul que representa la infancia feliz, al amarillo que aparece ya en la portada y que simboliza el paso a la madurez con  su carga de fracasos y decepciones. También abundan los paralelismos entre las vidas pasadas (los abuelos, los padres) y las actuales (el propio protagonista y sus hijos).

Androcéntrico

Por otra parte, bajo mi punto de vista, está escrito desde una visión excesivamente androcéntrica, lo que se pone de manifiesto en ciertas ocasiones. Esto lo destaco porque, como mujer, me ha resultado muy difícil empatizar al cien por cien con el personaje/narrador del libro en alguno de los capítulos. Bajo este aspecto concreto me llama la atención la admiración e idealización del el padre, cuyos pasos desea seguir hasta identificarse con todo lo que representa “todo lo que le pasó a mi padre repercute en mi vida con una precisión milimétrica. Estamos viviendo la misma vida, con contextos diferentes, pero es la misma vida”.

Su padre y su madre

Sin embargo, a su madre, a pesar de declararle un amor infinito “Hace tiempo que nadie me pregunta por mi madre. No oigo su nombre en voz alta. No me acuerdo de su voz. Si volviera a oír su voz, tal vez  creyera entonces en la belleza del mundo”, la denosta en numerosas partes del libro, sin ahorrarle ciertas apreciaciones sin duda peyorativas e incluso llega a culparla abiertamente de desencadenar con una inocente llamada de teléfono, su ruptura matrimonial; por lo visto el alcoholismo, sobre el que también se sincera en esta obra, y las múltiples infidelidades que desgrana con cierta displicencia a lo largo de varias páginas no tenían nada que ver.

Hermoso como un antiguo retrato en sepia

Ya para acabar diré que es un libro hermoso en cierto sentido, pero triste, de una tristeza que se asemeja a un antiguo retrato en sepia de una realidad, de unos seres que se fueron y ya nunca volverán a ser. Ordesa es de algún modo la historia de Manuel Vilas, mi historia, la tuya y la de toda una generación de un país llamado España y hay que concederle el mérito de haber sabido plasmarla con maestría a través de estas páginas. En definitiva, Ordesa es un libro apropiado para quien no esté ávido de una novela al uso y prefiera una reflexión pausada acerca de los temas que importan en la vida.

Diario de una escritora inoportuna (2)

Con el Mediterráneo ardiendo en el infierno, que no recuerdo haber pasado más calor en mi vida, hay pocas ganitas de sentarse al ordenador a escribir. Pero se me quedó en el tintero contaros por qué me considero a mí misma inoportuna. La razón es muy simple: todo en mi vida lo he hecho a destiempo. Siempre he llegado a todas partes demasiado pronto o demasiado tarde. O, simplemente, cuando las circunstancias no eran las más apropiadas.

Todo en mi vida lo he hecho a destiempo

A lo mejor se trata de una percepción mía y nada de esto fue verdad Tal vez no no fue verdad que me gustara leer cuando aún no había aprendido; que me quisiera casar antes de terminar la carrera; que criara a mis hijos a una edad en la que debería estar divirtiéndome; que llegara a todas las modas a destiempo y que en mí naciera una vocación literaría bastante tardía.

Estoy donde quiero

Pero no os preocupéis, amigos y amigas, porque esta historia tiene un final feliz. En mi madurez, por fin siento que es el mejor momento de mi vida; que estoy donde quiero y haciendo lo que me gusta: escribir y que solo aspiro a tener el tiempo suficiente para decir todos los versos y contar todas las historias que viven en mí.

Los versos y las historias que viven en mí

Y dicho esto, os abandono durante unos días porque me voy al norte, en busca de otro mar más fresco, de un lugar en el que una manguita sea bienvenida y donde el calor de la madrugada no me haga saltar de la cama a una hora intempestiva para alguien que se encuentra de vacaciones.

Voy buscando el norte

Nos vemos a la vuelta.

Continúa

Diario de una escritora inoportuna (1)

Como sabéis hace poco que estrené la página y me hacía mucha ilusión empezar con esta sección, en la cual, siempre que me parezca y dentro de un caos muy bien organizado, a mi imagen y semejanza para ser más exacta, contaré cosas personales. Por supuesto que aquellos que no deseen conocerme en esta faceta un poco más íntima están exentos de leer este apartado, si es que así lo desean.

A los que no me conocen, la idea igual no les resultará tan sorprendente. ¿Qué hay de raro en que una autora escriba un diario? En realidad, nada. Supongo que muchos colegas lo hacen. Es un ejercicio extraordinario. Entre otras ventajas ayuda a aclarar la mente, confiere destreza en un oficio tan difícil como es la escritura y cuando las ideas flaquean y se necesita un texto nuevo siempre se puede tirar de él para salvar el compromiso.

Nunca antes conseguí llevar un diario

Pero amigas, amigos, yo soy yo. En los sesenta años que tengo jamás he conseguido perseverar en ello por más veces que lo haya intentado . Apenas escribía dos o tres veces seguidas en aquellos diarios de mi infancia tan chulos, con su candadito dorado y todo. Siempre encontraba algo más importante o más urgente que hacer. Y al cabo de unos pocos días se me había olvidado lo que con tanta ansia me había propuesto y el pobre diario terminaba perdido para siempre por cualquier rincón de la casa.

La tecnología moderna va a serme de gran ayuda. Es verdad que no escribiré en un cuaderno de florecitas con un candado muy cuco y eso desmerece un poco la idea de llevar un diario. Pero a cambio jamás volveré a perderlo. Mis palabras permanecerán para siempre en la red y aunque pase tiempo sin escribir siempre podré retomarlo en el punto exacto donde lo dejé.

Escritora inoportuna

En cuanto al título, lo de «diario de una escritora» no necesita mayor explicación, pero algunos os estaréis preguntando a qué viene lo de «inoportuna». Y no os falta razón. Pero eso ya lo explico el próximo día.

Continúa

Funciona con WordPress & Tema de Anders Norén