Avelina Chinchilla

Escritora

La campana de cristal-Reseña

Título: La campana de cristal

Autora: Sylvia Plath

Género: Novela, autoficción

Editorial: Random House

Idioma original inglés

Año de edición: 2019

Formato papel

ISBN: 978-84-397-3634-9

Sinopsis

Esta es la historia de una chica que tiene todo lo que una joven puede desear en el Nueva York de los años cincuenta: una carrera prometedora, un pretendiente que estudia medicina y toda una vida por delante. Esther Greenwood ha ganado una beca para trabajar en una revista de moda en la gran ciudad y siente que por fin podrá realizar su sueño de ser escritora. Pero entre cócteles, noches de fiesta y pilas de manuscritos descubre una sociedad que repudia las aspiraciones de las mujeres y su vida empieza a desmoronarse. Esther —alter ego de la autora— se encierra en sí misma, como si estuviera atrapada en una campana de cristal: respirando continuamente el mismo aire viciado y sin posibilidad de escapar.

Opinión

Novela autobiográfica narrada en primera persona

Esta novela, de claro contenido autobiográfico (AVISO: LA RESEÑA CONTIENE SPOILERS), narra el descenso a los infiernos de la protagonista, Esther Greenwood/Sylvia Plath,  propiciado por la  crisis mental que sufre tras volver de una estancia becada en Nueva York durante la cual trabaja para una importante revista femenina de moda. Narrada en primera persona, la trama consta de tres partes bien diferenciadas.

Tres partes

En la primera se nos cuenta la estancia de la protagonista en Nueva York, que coincide con la ejecución mediante electrocución de los Rosenberg, condenados por traición. En la segunda, tras volver a casa, agotada, incapaz de digerir la intensa y a la vez frustrante experiencia vivida en la gran ciudad, Esther entra en depresión y se intenta suicidar. Por último, se nos cuenta todo el proceso desde el intento de suicidio hasta su recuperación, incluido el paso por diversas instituciones mentales.   

El título

Antes de entrar en materia, unas palabras acerca del título de la novela: La campana de cristal hace referencia la opresión que Sylvia Plath sentía al crecer en una sociedad conservadora y patriarcal que ponía trabas a sus ambiciones como escritora, ya que «el destino de una mujer» no podía ser otro que el de esposa y madre de familia. Las pocas que osaban desafiar ese destino y desarrollaban con éxito una actividad profesional o creativa  debían sumergirse en un universo casi exclusivamente masculino y se les exigía una renuncia más o menos implícita al amor y, por supuesto, a la maternidad, algo a lo que los hombres nunca se les ha pedido (ni creo que se les pida tampoco en el futuro).

Es como si observaras a través de una campana de cristal a una comunidad que funcionase tan bien como el mecanismo de un reloj y, al levantar la campana, vieras todas las personitas atareadas detenerse de pronto, tomar aire, hincharse y flotar en el flujo —o más bien reflujo— de los horarios establecidos: pobrecillos, asustados, agitando impotentes los brazos en ese viento donde flotan al azar. (…) Y, mientras sigo suspendida en el extraño aire enrarecido del hogar al que he regresado, me pregunto: ¿qué podría hacer?, ¿adónde podría ir?, ¿qué lazos tengo, dónde están mis raíces?

128. Viernes 11 de julio (1952). Diarios completos, Sylvia Plath, Alba editorial, pág  146.

Incompatibilidad entre su ambición personal y su papel como mujer

La incompatibilidad de compaginar su ambición personal con su papel de mujer en una sociedad tan conservadora llegó a su punto culminante cuando Plath y el poeta Ted Hughes se enamoraron y se casaron. Ella aceptó esa unión sin darse cuenta de las profundas implicaciones que ese hecho supondría para el futuro desarrollo de su carrera literaria.  

…junto a quien (Ted Hughes) intentó ser la poeta y la mujer del poeta, genio y musa, objeto y sujeto. Fue ingenua y aspiró a una relación entre iguales en el seno de una institución —la heterosexualidad, el matrimonio— que se definía por la desigualdad. De nuevo lo quiso tener todo, resistiéndose a elegir.

La campana de cristal. Pág. 12. Prólogo (Aixa de la Cruz)

¿Fue una ilusa?

Seguramente fue una ilusa al pensar que establecerían una relación entre iguales, algo que en realidad, y por lo que sabemos principalmente a través de los diarios de la escritora, nunca ocurrió. Más bien él se dedicaba únicamente a componer su poesía y Plath a todo los demás (cuidado de la casa, hacerle de secretaria y, solo en los ratos libres que le quedaban, dedicarse a su propia obra).

El éxito de Hughes

De hecho, hay opiniones muy fundamentadas a favor de que gran parte del éxito como poeta de Hughes se debió a la diligencia de Plath para enviar sus poemas a diversas revistas y concursos, ya que en ese sentido él siempre mostró descuido y falta de interés. El hecho de que Hughes fuera mucho más reconocido como poeta que Plath en aquel momento hizo que sintiera, a su pesar, celos profesionales de su marido.

No se puede desligar la biografía de Plath de La campana de cristal

Por otra parte no hay que olvidar que, aunque los hechos narrados suceden en 1953, la novela fue escrita en los meses inmediatos al suicido de Plath (al mismo tiempo que componía el poemario Ariel), cuando Hughes ya la había abandonado por Assia Wevill, dejando a los dos hijos de la pareja a cargo de ella. Assia también se suicidaría unos años más tarde del mismo modo que Plath, aunque a diferencia de Plath, que se cuido muy bien de mantener a sus hijos a salvo, Assia se llevó a su hija Shura a la tumba con ella. El trágico final de estas dos mujeres dice poco en favor de la faceta de Hughes como pareja (o era el hombre con peor suerte del mundo o, igual, la forma en que las trató mientras estuvo con ellas tuvo algo que ver con el suicidio de ambas). Todos estos hechos me parecen relevantes a la hora de analizar la novela, resultando imposible separar el momento vital en el cual la autora la escribió de los hechos narrados.

Esther llega a Nueva York

En el momento de su llegada a Nueva York, Esther nos hace participes de su ambición por llegar a convertirse en una gran escritora, así como del poco interés que muestra en llevar en el futuro una vida convencional como esposa y madre dedicada en exclusiva al cuidado del hogar. En ese sentido, ve la beca en la revista como una gran oportunidad de conocer el mudo editorial. Sin embargo, vemos como poco a poco, ese entusiasmo se transforma en una gran decepción, al mismo tiempo que hace que todas sus contradicciones internas afloren a la superficie: por un  lado siente que no le interesa nada ese mundo frívolo en el que se halla inmersa y por otro se deja deslumbrar por él.

Así comienza la novela:

Fue  un verano raro, tórrido, el verano en que electrocutaron a los Rosenberg, y yo no sabía que había ido a hacer a Nueva York.

La campana de cristal. Pág. 19

Unas líneas más abajo Plath añade:

No tenía nada que ver conmigo, pero no me quitaba de la cabeza qué se sentiría, cuando te queman viva por dentro.

la campana de cristal. pág. 19

Electrocución y electroshock

Con este inicio la autora liga el proceso seguido contra este matrimonio y su posterior ejecución mediante la silla eléctrica a los tratamientos de electroshock a los que ella fue sometida a consecuencia de su depresión, que nos describe de esta manera tan escalofriante:

Se hizo un breve silencia, como una respiración contenida. Entonces algo cedió y se apoderó de mí y me sacudió como si fuera el fin del mundo. Piii-iii-iiii-iii, aullaba, a través de un aire cargado de luz azul, y con cada fogonazo una gran sacudida me machacaba hasta que creía que se me rompían los huesos y la vida abandonaba mi cuerpo como la savia de un tallo roto.

la campana de cristal. pág 162

El Dr. Gordon le aplica el tratamiento en un hospital público sin ningún tipo de sedación, lo cual le provoca un trauma tan tremendo que la lleva a afirmar con rotundidad que antes de volver a someterse de nuevo a él, prefería el suicidio.  Posteriormente, la Dra. Nolan le administraría también un tratamiento similar (en una institución privada, costeada por su benefactora), pero en unas condiciones mucho más aceptables.

La enfermedad mental poco estudiada

Hay que tener en cuenta, que en aquel momento la enfermedad mental todavía era poco conocida y además no se contaba con la cantidad de fármacos existentes hoy día que son de gran utilidad, sino para la curación, al menos para el control de los síntomas.  Sin embargo, el electroshock o terapia electroconvulsiva todavía se sigue utilizando, aunque de manera bastante minoritaria y mucho más reglada y cuidadosa de lo que se hacía en los años 50 del siglo XX.

No puede ser casualidad: más escritoras con trastornos mentales

Por otro lado, si echamos un vistazo a las mujeres que acompañan a la protagonista en el psiquiátrico, nos damos cuenta de que muchas de ellas enferman porque están obligadas a adaptarse a una sociedad que también está enferma. Es el encorsetamiento al que las someten el que las hace enfermar. No  puede ser casualidad que además de Sylvia Plath —que según parece podría haber padecido trastorno bipolar—, escritoras tan relevantes como Charlotte Perkins Gilman (1860-1935) —depresión posparto—; Charlotte Mew (1869-1928) —permaneció soltera por miedo a transmitir la enfermedad que afectó a su padre y algunos de sus hermanos—; Zelda Fitzgerald (1900-1948) —fue internada en un sanatorio de Francia, donde le diagnosticó esquizofrenia—; Anne Sexton (1928-1974) —también padeció depresión posparto y trastorno bipolar—; Susanna Kaysen (1948- ) —trastorno límite de la personlidad—; Unica Zürn (1916-1970) —esquizofrenia—; Valerie Valere (1961-1982) —anorexia—; Alejandra Pizarnik (1936-1972) —depresión y adicción a anfetaminas—; Janet Frame (1924-2004) —estuvo a punto de ser lobotomizada— sufrieran también el estigma de la enfermedad mental y pasaran temporadas recluidas en psiquiátricos. Muchas de ellas, al igual que Plath, terminaron suicidándose. Hasta qué punto las circunstancias vitales de todas estas mujeres fueron un detonante o un agravante de sus trastornos mentales es difícil de decir de manera retrospectiva.

Camille Claudel y Catherine Hogarth

A esta larga lista de nombres cabría añadir algún otro más, como el de Camille Claudel, amante de Auguste Rodin y también escultora de gran talento (en un claro paralelismo con la pareja Hughes-Plath), que acabó sus días internada en un psiquiátrico, después de sufrir  una crisis al ser abandonada por el afamado escultor. Al internamiento de por vida no fue ajeno a su hermano Paul Claudel, quien vetó su salida, además de prohibirle recibir visitas en un acto final de suma crueldad, a pesar de haber mostrado claros signos de recuperación (porque sí, porque hasta hace prácticamente nada, los hombres podían recluir en psiquiátricos a las mujeres que les estorbaban, bastaba con llamarlas «locas»). Como muestra de ello, me remito al caso de  Catherine Thompson Hogarth, la esposa de Charles Dickens.

La edad madura. Camille Claudel
Camille se muestra arrodillada y suplicante ante su ruptura con Auguste Rodin

Charles Dickens, ¿misógino?

Tras darle diez hijos y soportar varias infidelidades a lo largo de más de 20 años de matrimonio, estuvo a un tris de acabar en internada en un manicomio a petición de su marido.  Aunque  al final un médico descartó que ella sufriera ningún trastorno mental, lo que frustró el deseado internamiento (por parte de Dickens, claro),  tuvo que pagar un alto precio por la separación del escritor, ya que fue expulsada de su hogar y apartada de sus hijos. Mención aparte merece la imagen totalmente distorsionada que Dickens dejó de ella para la posteridad como «débil, incapaz y culpable de la infelicidad del matrimonio», imagen que ha persistido casi hasta el momento actual, refutada a partir de la publicación de The Other Dickens: A Life of Catherine Hogarth, de Lillian Nayder en 2010. En 2019 el investigador John Bowen descubrió unas cartas de Catherine en la Universidad de Harvard que confirman plenamente las investigaciones de Nayder.

Vuelta a La campana de cristal

Volviendo a la novela, además de la amplia crítica social sobre el papel de las mujeres y el macartismo (puesto de relieve por la mención al juicio y posterior ejecución de los Rosenberg), en La campana de cristal podemos observar también un profundo cuestionamiento a los médicos, fundamentalmente varones, y la medicina del momento, muy lesiva para la salud y los intereses de las mujeres:

Después Buddy me contó que estaba bajo los efectos de una droga que la haría olvidar que había sufrido ningún dolor y que cuando maldecía y gemía no se enteraba de nada, porque estaba en una especie de sueño crepuscular.

la campana de cristal. pág. 84

Es lo que nos cuenta Esther cuando Buddy, su novio y estudiante de medicina, la lleva a ver un parto, para añadir a continuación:

Pensé que sonaba exactamente a la clase de droga que inventaría un hombre.

la campana de cristal. pág.84

Posteriormente Esther rompe con él a causa de su hipocresía, ya que mientras alaba la pureza y castidad de ella, mantiene relaciones con otras mujeres haciendo gala del doble rasero en materia sexual tan típico de la época (ambos episodios son rememorados por la protagonista en forma de flashback, ya la pareja en realidad ya ha roto la relación cuando Esther va a Nueva York).

Conclusión final

Tengo que confesar que me ha costado mucho escribir esta reseña por la cantidad de temas que quería tratar y a pesar de ser consciente de que hay aspectos de la novela por los que he pasado de puntillas, termino ya diciendo que La campana de cristal nos adentra en una parte de la biografía de Sylvia Plath a través de las vivencias de la protagonista y en una época que podría parecer ya superada. Sin embargo:

…el texto trasciende los exotismos estéticos de los años cincuenta, viaja al presente como una corriente eléctrica y nos interpela de tú a tú, sin mediaciones.

la campana de cristal. pág 10. prólogo (aixa de la cruz)

En definitiva, si quieres conocer la figura de Sylvia Plath, una de las poetas más grandes del siglo XX,  debes leer esta novela, que pese a lo escabroso de los temas que trata, está narrada de forma fluida y amena y no exenta en muchas ocasiones de ironía y cierto sentido del humor un tanto cínico. Sylvia huye del tremendismo por mucho que lo que nos cuenta son situaciones y hechos en ocasiones muy dramáticos.

Todo va a mejorar-Reseña

Título: Todo va a mjorar

Autora: Almudena Grandes

Género: Novela, distopía

Editorial: Tusquets

Idioma: Español

Año de edición: 2022

Formato papel

ISBN: 978-84-322-3792-8

Todo va a mejorar

Sinopsis

España en un futuro próximo. Un nuevo partido político llamado Movimiento Ciudadano ¡Soluciones Ya! ha arrasado en las elecciones. Quien lo dirige en la sombra es un empresario de éxito que propugna que el Consejo de Ministros funcione como un consejo de administración, y que tiene proyectos ambiciosos para arreglar el país. Tras una ola de vandalismo, formará un nuevo cuerpo de Vigilantes, tras un Gran Apagón creará un acceso limitado a internet, y, ante las dificultades, estimulará la libertad ilimitada de compras y consumo. Todas ellas serán medidas extraordinarias porque el país se enfrenta a nuevas formas de pandemia que exigen velar ante todo por la seguridad. Solo un grupo de mujeres y hombres corrientes se atreverán a desmontar las mentiras del nuevo régimen en el que todo aparenta mejorar, cuando en realidad se vive bajo los abusos de poderosos sin escrúpulos.

Opinión

No me ha calado como me hubiera gustado

Lo primero que tengo que decir es que tenía gran interés en leer Todo va a mejorar, porque estoy preparando mi propia distopía (deseo que sea mi próximo proyecto literario) y quería saber cómo había planteado y resuelto la suya una novelista de la talla de Almudena Grandes. Sin embargo, tengo que decir, incluso a riesgo  de que mi opinión resulte impopular, que la novela no ha colmado mis expectativas y no me ha calado como me hubiera gustado. Aunque parte de una premisa interesante, con mucho potencial, los conflictos que nos plantea están tratados de una manera  superficial sin llegar nunca a ahondar en los personajes que están apenas esbozados a lo largo de todo el libro. Por otra parte, el desenlace me parece absolutamente inverosímil y precipitado. No incidiré más sobre él, ya que sabemos que la autora se encontraba ya muy enferma  y que ni siquiera pudo terminar la obra: el último capítulo lo escribió su viudo, Luis García Montero, que en el epílogo del libro nos cuenta todo el proceso de creación que siguió la novelista y cómo le dejó las indicaciones para la conclusión del mismo.

Los conflictos están tratados de una manera  superficial y los personajes apenas esbozados

Al tener claro que mi opinión no sería favorable y por ser la última novela de una escritora recientemente fallecida y tan querida por el público, me debatí sobre si escribir la crítica o no. Lo que tenía claro es que si la escribía, de ninguna manera falsearía mi opinión ni dulcificaría los aspectos negativos que he encontrado en ella. En principio, publiqué un comentario a la amplia reseña que Jacqueline Cruz, con quien estoy sustancialmente de acuerdo. Sin embargo, yo quise incidir más sobre algunos aspectos en los que ella no se había detenido o que abordó de forma más ligera, ya que lo contrario hubiera resultado mucho más extensa de lo que ya es. Tras reflexionar sobre el tema, he decidido al final darle una estructura más formal a mi comentario  y publicarlo también como reseña mi propio blog.

Me debatí sobre si escribir la crítica o no

Todo va a mejorar es una distopía sui géneris (también se podría decir de ella que es bastante ligth), ya que la sociedad que nos describe Almudena Grandes es extraordinariamente  parecida a la actual y discurre en un futuro muy próximo. De este modo, solo tuvo que cargar las tintas para llevarnos a esa España ideada por el Gran Capitán que nos resulta tan fácil de imaginar.

El Gran Capitán quiere aplicar las tácticas empresariales al gobierno del país

El Gran Capitán, alias de Juan Francisco Martínez Sarmiento, es un empresario con un excelente «ojo clínico» para los negocios, que quiere aplicar las tácticas del mundo empresarial al gobierno. Para ello diseña un ambicioso plan que le llevará años de preparación y para el que contará, siempre con sustanciosas cantidades de dinero de por medio, con las mentes más privilegiadas de nuestro país (principalmente hackers informáticos y virólogos); además se propone crear un partido político «Movimiento ciudadano ¡Soluciones ya!», que tengo que decir que recuerda muchísimo en su transversalidad (y en otros aspectos) a CIUDADANOS, pero también a PODEMOS y sus partidos aledaños.

Moviento ciudadano ¡Soluciones ya!

Aunque al principio se nos cuenta que todo es en aras de una mejor gestión económica del país y con el fin de acabar con la corrupción de los políticos al uso, nos damos cuenta enseguida de que su único propósito es enriquecerse él mismo y de paso favorecer a todos los grandes empresarios que le ayudan en el camino. Su objetivo es el control total de la población mediante consignas y eslóganes facilones, pero vacuos y para ello se apoya en una serie de pandemias sucesivas (algunas reales, otras ficticias), el apagón de Internet tal y como lo conocemos (llamado en la novela El Gran Apagón) y el desmantelamiento de todas y cada una de las instituciones del estado.

Alerta spoiler

Como no quiero extenderme más sobre la trama, diré que al principio todo le sale a pedir de boca, hasta que la gente se empieza a hartar de las arbitrariedades del gobierno —que dicho sea de paso, llega al poder de manera democrática, tras ganar unas elecciones, pero que tras dinamitar todas las instituciones se convierte en una dictadura— y surge una oposición clandestina, que es el germen de un gran cambio (ALERTA SPOLIER) que culmina con el orquestado y poco verosímil harakiri del régimen impuesto por el Gran Capitán y que nos remite directamente  a la autodisolución de las Cortes Generales tras la muerte de Franco.

¿Lenguaje sexista?

A pesar de que Almudena Grandes era considerada una mujer feminista en muchos círculos, Jacqueline ya comentó en su reseña el uso de cierto lenguaje sexista como escribir «médicos» en lugar de «médicas» al referirse exclusivamente a mujeres, lo cual a día de hoy es un sinsentido, ya que la nada progresista RAE en el uso de lenguaje inclusivo indica que la forma femenina es la correcta y que no  debe emplearse “la médico”. Yo hago otra objeción que casi me ha dolido más y es la asimetría de trato que da a los personajes en función del sexo al que pertenecen. Los hombres (que todos o casi todos tienen nombre y dos apellidos), son descritos en función de sus cualidades y pocas veces entra en el aspecto físico, salvo que sea necesario para la trama y cuando lo hace se muestra indulgente con ellos. Por el contrario, las mujeres muchas veces son nombradas con nombre y un solo apellido o veces solo con un diminutivo, como ocurre con Cuca, la mujer del Gran Capitán, que es un personaje sumamente anodino e innecesario para el desarrollo, que está puesta allí solo para decorar la vida de su marido.

Nadie que la mirara (a Cuca) con ojos de chaval de barrio, la avidez plebeya que él se había esforzado en conservar bajo su ceño de águila real hecha a sí misma, podría creer que esa muchacha de piel de melocotón, lánguida y esbelta, admirablemente proporcionada bajo un mono ajustado de seda de color burdeos, tuviera cuarenta y un años, que hubiera parido tres hijos, que no hubiera nacido rubia. Él lo sabía, pero en momentos como aquel, le gustaba complacerse en el equívoco.

Todo va a mejorar, pág. 12

Otras son descritas basándose en su atractivo físico (o carencia del mismo), por la edad (de merecer o no, etc.), en ocasiones con expresiones claramente desdeñosas cuando no directamente soeces, si bien es verdad que a veces (no siempre) pone dichas descripciones en boca de los personajes.

Su físico (de Megan García), a cambio, era intercambiable con el de cualquier otra chica insignificante, más baja que alta, más gorda que delgada, gafas redondas de montura fina, media melena de pelo castaño, ni ondulado ni absolutamente liso, y ningún atractivo particular.

todo va a mejorar, pág. 20

…(Paula Tascón) sobre el grotesco perfil de una «p» minúscula, unas tetas descomunales, adheridas como un pegote a un tronco tan esbelto huesudo como sus brazos, como sus piernas largas, finas, bonitas.

todo va a mejorar, pág. 29

…(Paula Tascón) clavó los codos en la mesa, unió ligeramente los antebrazos, y cuando el canalillo le llegaba aproximadamente a la clavícula, dijo la verdad.

todo va a mejorar, pág. 34

(Mónica Hernández) Antes de terminar de decirlo, se dio cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, estaba dejando a la vista de cualquiera sus brazos colgantes de cincuenta y tres años de edad.

todo va a mejorar, pág. 45

Escenas de sexo a lo «Anatomía de Gray»

Otro punto que me llama poderosamente la atención (para mal) es la idealización del sexo en los hospitales, del cual presenta algunas escenas a lo «Anatomía de Gray». Como conocedora de este ambiente, no en vano me he pasado casi más tiempo en ellos que en mi casa (41 años ejerciendo la medicina), puedo asegurar que es una falsedad y más todavía durante la pandemia, en que las condiciones de trabajo eran sumamente hostiles y extenuantes. También son llamativas, por lo excesivo además de poco realistas, ciertas escenas sexuales entre algunos de los personajes por muy en la fase de enamoramiento que se encuentren. Escenas que, por otra parte, ni siquiera se pueden considerar eróticas, ya que son meramente informativas: A y B se pasan el día en cueros y fo****do como conejos por toda la casa, viene a decir (con otras palabras algo más elaboradas, pero tampoco mucho más).

Demasiados personajes

Ya, entrando en lo puramente literario,  sin dejar de reconocer que Almudena Grandes es una narradora con mucho oficio, hay cosas de su estilo que no me gustan y me voy a referir a dos en concreto:

1) El incesante desfile de personajes secundarios que no cesa hasta casi acabada la novela, muchos de los cuales no son necesarios para el desarrollo y que despistan, más que ayudan, a seguirla. Como ejemplo, algunos personajes tan solo aparecen en una o dos escenas de las casi 500 páginas de la novela. Por suerte, al final del libro se incluye una guía que he necesitado consultar a menudo durante la lectura. El exceso de personajes impide que se profundice en los mismos y en general resultan en su mayoría bastante planos. Incluso el Gran Capitán, que se supone que es protagonista de esta historia coral, o por lo menos, quien la pone en marcha, pasa a un segundo plano durante la parte central de la novela, para reaparecer únicamente al final de la misma y de manera sumamente desdibujada.

Interminables enumeraciones

2) Las interminables, enfáticas, reiterativas y exasperantes enumeraciones (no importa de qué este hablando) que se suceden a lo largo del libro (en Inés y la alegría, que es otra de las novelas de la autora que he leído recientemente, también se dan, pero creo que en Todo va a mejorar están aumentadas a la máxima potencia). Este recurso expresivo llevado tan al límite me aburre soberanamente y me saca de la trama. 

El Gran Capitán había ido apuntando en un cuaderno perfiles interesantes de activistas independientes, al menos en apariencia, que en los últimos tiempos habían defendido causas con apoyo popular. Representantes de las Kellys, de los repartidores en bicicleta, de los afectados por las viviendas públicas vendidas a fondos buitre, pero también feministas, ecologistas, portavoces de la España vaciada, padres y madres de niños con enfermedades raras, trabajadores de residencias de ancianos castigadas, o no, durante la Gran Pandemia, influencers implicadas en causas solidarias y toda una gama de pequeños emprendedores que habían alcanzado más o menos éxito.

todo va a mejorar, pág.57

No es una obra redonda

En definitiva y para no extenderme más, creo que esta última novela de Almudena Grandes, aun mereciendo la pena su lectura, es una obra que queda muy lejos de ser redonda.

Nota: todos las citas que ilustran la reseña están escogidas a propósito de las primeras páginas del libro para no caer en spoilers.  

La anomalía-Reseña

Título: La anomalía

Autor: Hervé Le Tellier

Género: Novela, ciencia-ficción, distopía

Editorial: Seix Barral

Idioma: Español

Año de edición: 2021

Formato papel

ISBN: 978-84-322-3792-8

Sinopsis

Tres meses más tarde, y contra toda lógica, un avión idéntico, con los mismos pasajeros y el mismo equipo a bordo, aparece en el cielo de Nueva York.

El 10 de marzo de 2021 los doscientos cuarenta y tres pasajeros de un avión procedente de Paris aterrizan en Nueva York después de pasar por una terrible tormenta. Ya en tierra, cada uno sigue con su vida. Tres meses más tarde, y contra toda lógica, un avión idéntico, con los mismos pasajeros y el mismo equipo a bordo, aparece en el cielo de Nueva York. Nadie se explica este increíble fenómeno que va a desatar una crisis política, mediática y científica sin precedentes en la que cada uno de los pasajeros acabará encontrándose cara a cara con una versión distinta de sí mismos.

Opinión

Ciencia-ficción, distopía

La anomalía es una novela difícil de clasificar. Quizá lo que más le cuadre sea la ciencia-ficción o la distopía. Partiendo de esta premisa tan interesante, la aparición de un avión con su tripulación y todos sus pasajeros duplicados tres meses después de su aterrizaje «oficial» en Nueva York, surge todo un despliegue de políticos, militares, agentes de inteligencia, científicos, filósofos y religiosos reclutados por diversas agencias gubernamentales para tratar de buscar una explicación plausible a este fenómeno tan singular, primero en secreto y cuando, de manera inevitable, los hechos trascienden, ante la opinión pública. De entre todas las hipótesis surgidas hay una que cuenta con más partidarios (que obviamente no voy a desvelar), aunque tengo que decir que también es la más desconcertante.  

Le Tellier nos ofrece una galería de personajes enfrentados a esta extraña situación

Por otra parte, Le Tellier nos ofrece una galería de personajes enfrentados a esta extraña situación, cada uno de los cuales arrastra su pasado, sus traumas, sus conflictos, sus miedos, sus ilusiones… Algunos de ellos no tendrán ningún problema en compartirlo todo con sus dobles, mientras que para otros no dejarán de constituir una amenaza. Entre los pasajeros de la segunda aeronave tampoco faltarán aquellos quienes contemplen los tres meses de desfase entre ellos y sus otros «yo» como una nueva oportunidad, como un punto de inflexión para enmendar errores del pasado.

El final no es rutilante, pero tampoco decepciona

Bien, hablemos del final. Cuando una novela de intriga que encarna cierta complejidad en su trama (y esta lo es, no cabe duda) me engancha, siempre hay un miedo que se me presenta: ¿estará el final a la altura del planteamiento inicial? Pues no han sido pocos los desenlaces que me han decepcionado a lo largo de mi vida. En esta ocasión tengo que decir que, si bien no es rutilante, tampoco decepciona. Eso sí, Le Tellier se podía haber ahorrado el jeroglífico final (los que hayan leído la novela saben a qué me refiero, los que lean lo averiguarán), el cual he sido incapaz de descifrar y que no es en absoluto necesario para entender el desenlace.

Lo que más me ha gustado

La anomalía es una novela imaginativa, plagada de citas (e ingeniosas autocitas de un libro titulado La anomalía que escribe un personaje de la propia novela llamado  VíctØr Miesel), ironía, frases inteligentes y fino sentido del humor, sin descender nunca a lo ramplón. Estas virtudes  han hecho que la devorase en apenas tres días.  Como muestra:

El pesimista de verdad sabe que ya es demasiado tarde para serlo.

La existencia precede a la esencia, y de largo.

Ningún autor escribe el libro del lector, ningún lector lee el libro del autor. A lo sumo pueden coincidir en el punto final

La anomalía, VíctØr Miesel

Todos los vuelos tranquilos se parecen, pero cada vuelo turbulento lo es a su manera.

La anomalía, hervé le tellier, pág.53

réplica de:

Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera

ana karenina, l. tolstoi, frase inical.

que aparece en otra  novela francesa: La elegancia de erizo de Muriel Barbery. Conclusión, a los escritores franceses les gusta citar a Tolstoi (permitidme la licencia, es broma).

Lo que menos

Pero no todo me ha gustado en La anomalía, por qué no decirlo. Peca de un exceso de teorías científicas o pseudocientíficas (mis limitados conocimientos de ciertas materias me impiden saber si algunas de dichas teorías tienen realmente una base científica sólida, aunque otras probablemente sí), siglas y anglicismos innecesarios, siempre en mi opinión, que ralentizan el ritmo. Por otra parte, la abundancia de personajes cuyas historias no son todas igual de interesantes, impide que sean tratados con la suficiente profundidad. En muchos casos se quedan en simples banalidades o anécdotas.

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos?

A pesar de estas objeciones finales me parece una novela muy interesante, más allá de que sea entretenida, porque invita a filosofar sobre los orígenes del mundo y de la humanidad misma. «¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos?» son las eternas preguntas que la novela de Le Tellier deja en el aire.

En el café Concordia (de La llama de la soledad)

Las casualidades de la vida

Sucede pocas veces que se describe un lugar ficticio en una novela y de repente entras en un local y te encuentras con que aquello describiste a tu conveniencia para la ficción existe casi idéntico en la realidad. Pues eso mismo me sucedió el sábado pasado, estando de firma en la ciudad de València, a la que tanto cariño le tengo.

Existe casi como tal y como lo imaginé

Entré en un céntrico café de la ciudad y me encontré con esta decoración, de la cual os ofrezco un collage y que era casi tal cual, yo la había imaginado. No tengo que decir que el susodicho café ni se llama Concordia, como en mi obra, ni está situado en el barrio del Carmen como yo lo ubiqué, pero responde con creces a mis expectativas.

A continuación tenéis el fragmento donde aparece:

Hacía tiempo que no iba por allí y me encontré con un local irreconocible. No quedaba ni rastro del Concordia que yo conocía, un café del montón con una decoración algo anticuada y que si por algo había destacado en el pasado, además de por su excelente ubicación en pleno barrio del Carmen, había sido por la simpatía de los camareros y por el buen café que en él se servía. Por el contrario, aquella tarde me encontré con un local lleno de glamur y en el que en cada rincón se rendía homenaje a los grandes actores del cine clásico de Hollywood. Según me dijo Carlos, la reforma integral había sido obra del nuevo dueño, que por lo visto era un gran cinéfilo. En cuanto me acostumbré a la escasa luz pude advertir a un Paul Newman en plenitud que no me quitaba su magnética mirada de encima desde la pared del fondo. Al lado de Newman, una arrebatadora Marilyn hacía también ojitos al público masculino. En una de las paredes laterales lucían palmito Ingrid Bergman y Humphrey Bogart en una de las escenas finales de Casablanca, secundados a poca distancia por Clark Gable y Vivien Leigh en Lo que el viento se llevó. Ahora mismo no los recuerdo a todos, pero había muchos, muchos más y yo estaba disfrutando como una loca de aquel nuevo ambiente tan cinematográfico. Sin embargo, las palabras de Carlos me sacaron de mi abstracción.

La llama de la soledad

Vientos de octubre

El otoño tiene siempre un toque nostálgico y a mí me da por escribir algún poema que otro. Aquí va una pequeña muestra.

En el breve crepúsculo

los vientos de octubre

despeinan

la quietud de mis versos.

Arremolinan las palabras

las agitan en un caos

de nubes y lluvia fina.

Si al menos lloviera

El ajetreo de la vida, las preocupaciones, la indolencia, qué se yo, llevaba muchísimo tiempo sin escribir un poema, pero hoy se ha producido este pequeño milagro y me he acordado de que soy poeta y he compuesto este poema dedicado a la lluvia.

Si al menos lloviera

aunque tan solo fuera

sobre el patio trasero de mi corazón

ahí donde arrumbo los rencores que me estorban,

que me lastran y me impiden ser un alma pura,

quedaría vivificado, dispuesto, joven de nuevo,

sin el resabio de los años vividos.

Si al menos lloviera

aunque tan solo fuera

sobre mis resquebrajados labios

el agua se llevaría consigo este polvo que me ahoga

y mi voz ahora pastosa, apenas un murmullo, se volvería clara,

audible y serena y podría decir con orgullo

mi oración laica, mi oración a la vida.

Si al menos lloviera

aunque tan solo fuera

sobre mis manos ya tan inútiles y cansadas,

el agua fresca les devolvería el vigor de los años pretéritos

la fuerza de sus caricias, la vanidad de sus actos,

la pericia perdida, la fineza de sus rasgos,

y las pondría al servicio de mil causas perdidas.

De color de amapola, reseña

Después de bastante tiempo, hoy vengo con una nueva reseña. Hablamos sobre De color de Amapola, primera novela de Lola Alemany.

Título: De color Amapola

Autora: Lola Alemany

Género: Novela histórica

Editorial: Cuadranta

Idioma: Español

Año de edición: 2022

Formato papel

ISBN: 978-84-18756-64-1

Sinopsis

De color de amapola es una novela en la que se entretejen dos tramas

De color de amapola es una novela en la que se entretejen dos tramas: la de los brigadistas internacionales en Albacete, donde tuvieron su cuartel general, y la de una mujer que lucha por la exhumación de los restos de su abuelo. Es una novela en la que se relatan acontecimientos que se desconocen en torno a estas unidades militares de voluntarios internacionales en España.

Las dos mujeres que comparten el nombre de Encarna

Las dos mujeres que comparten nombre —Encarna, como si una «encarnara» o fuese el reflejo en el tiempo de la otra— están acompañadas por otros personajes inolvidables, como son las tres traductoras-intérpretes que llegan voluntarias a Albacete desde distintos países —Elisa, francesa, Eyleen, inglesa, y Gina, argentina de origen ruso—, o Gloria, abogada uruguaya, y Rosa María, bibliotecaria albaceteña.

El texto ha sido escrito tras un largo y meticuloso proceso de documentación

El texto ha sido escrito tras un largo y meticuloso proceso de documentación que no interfiere en el desarrollo de la acción. Una novela amena, con un buen ritmo narrativo, que está dirigida a público juvenil y adulto indistintamente, en la que enseguida nos encontraremos envueltos en fascinantes descubrimientos sobre nuestro presente y pasado más reciente.

Opinión

Novela histórica ambientada en la Guerra Civil

De color de Amapola es una novela histórica ambientada en la Guerra Civil Española. La mayor parte de su trama trascurre en la ciudad de Albacete, donde estuvieron concentradas las Brigadas Internacionales durante buena parte del conflicto bélico. Lola Alemany, en la que es su primera novela, nos cuenta la historia de tres brigadistas reclutadas como intérpretes —Elisa, francesa de padres españoles; Gina, argentina de origen ruso y Eyleen, de nacionalidad británica— y la relación que establecen con Paco, abuelo de Encarna —la protagonista— y chófer oficial de André Marty —dirigente del Partido Comunista Francés— encargado por la Internacional Comunista de reclutar y organizar a las Brigadas.

Historia de tres brigadistas reclutadas como intérpretes y la relación que establecen con Paco, abuelo de Encarna

La novela cuenta con dos tramas, la ya mencionada que transcurre durante la contienda civil y que está narrada en tercera persona y la otra situada en la época actual narrada en primera persona por Encarna. Ambas tramas quedan hábilmente hilvanadas cuando Encarna, en un momento de crisis personal y en contra de la opinión de su madre —hija menor de Paco a quien no llega a conocer— y de su marido decide emprender la búsqueda de los restos de su abuelo encarcelado y desaparecido al terminar la guerra.

A través de los brigadistas observamos cómo el ambiente pasa del optimismo y fervor inicial al desencanto

A través de los brigadistas observamos cómo el ambiente pasa del optimismo y fervor inicial al desencanto primero y más tarde al pesimismo más absoluto. De frases como

España sería la tumba del fascismo

página 47

o la conocida

No pasarán

página 63

que claman las multitudes cuando las Brigadas entran en Madrid, se pasa al desánimo, tras ser conscientes de la descoordinación imperante en el frente:

No se puede ir a la lucha de esta manera. Recibimos cintas de munición que eran de otro calibre No se puede mandar a la gente así sabiendo que van a morir en cuanto les comiencen a disparar

página 165

le dice un brigadista a otro, ambos convalecientes en el hospital de campaña habilitado en un hotel de Benicàssim.

La crueldad y falta de escrúpulos de André Marty

La crueldad y falta de escrúpulos del máximo dirigente de las Brigadas, André Marty, tampoco invita al entusiasmo:

Ella (Elisa) había sido testigo de cómo él (André Marty) había dado el visto bueno a lo que se denominaban compañías de pioneros y de castigo. A los brigadistas encarcelados les prometían la libertad a cambio de combatir en primera línea durante un corto periodo de tiempo. Esas eran las compañías de pioneros. Aquello era una enorme trampa. Pocos salían de allí con vida. Las compañías de castigo eran cuerpos adiestrados que se mantenían en la retaguardia y cuya función era impedir el retroceso de los pioneros abriendo fuego directamente sobre ellos, matándolos si era preciso, de un pistoletazo en la nuca.

página 190

No vacilé y ordené las ejecuciones necesarias (…) Las ejecuciones ordenadas por mí no pasaron de quinientas»

página 239 (nota al pie)

declaraciones del propio Marty recogidas por la autora.  Por último, el derrotismo hace mella total en las Brigadas cuando las tropas republicanas son vencidas en la batalla de Teruel y comienza la retirada.  Todo el mundo se da cuenta de que es el punto de inflexión antes de la derrota final.

Excelente caracterización de los personajes

La novela parte de una amplia y exhaustiva documentación. También encontramos una excelente caracterización de los personajes: por supuesto, Encarna con su crisis de los cuarenta —que es la que la incita a indagar en los secretos familiares y buscar a su abuelo, sobre el cual la familia siempre mantuvo un espeso y doloroso silencio—,  pero también la vivaracha Gina, a la que parece que estas oyendo hablar con su peculiar deje argentino, la misteriosa Eyleen, Elisa con su compromiso y su seriedad, Paco tan circunspecto, ambas Marías, la esposa de Paco siempre en un segundo plano y María hija, madre de Encarna, tan conformista con el destino de su padre, Encarnita —la tía de Encarna, hija mayor de Paco y María, personaje fundamental, ya que a través de ella se enlazan las dos épocas—, etc.

De color de amapola el alma tengo, verso de Miguel Hernández

Especial ternura me ha provocado un personaje secundario que apenas aparece, Hipólito, joven enfermizo compañero de celda de Paco y que parece un reflejo del propio Miguel Hernández, también encarcelado y fallecido de tuberculosis en la cárcel de Alicante, de cuyo poema «Sino sangriento» toma el título la novela (pág. 7).

De sangre en sangre vengo,

como el mar de ola en ola,

de color de amapola el alma tengo,

de amapola sin suerte es mi destino,

y llego de amapola en amapola

a dar en la amapola de mi sino.

Miguel Hernández, Sino sangriento

Drama humano

Además de adentrarnos en el drama humano por el que pasan Encarna y su familia, similar al de tantas y tantas familias españolas del bando perdedor, De color de amapola es imprescindible para comprender esta parte de nuestra historia bastante desconocida. 

Esperanza

Como cada noche, desde hacía ya tantos meses

Como cada noche, desde hacía ya tantos meses que ni lo recordaba, Carlos encendió la vela con ese olor a lavanda que a Esperanza tanto le gustaba. Ella se palpó la oquedad en la que antes habitaban sus senos, ese vacío que todavía le dolía a rabiar y al que pensaba que jamás podría llegar acostumbrarse. Él la agarró por la cintura y tras besarla en el cuello, hizo acopio de fuerzas para encajar el enésimo rechazo de su mujer. Por otro lado, tuvo un pálpito de esperanza, un leve soplo de optimismo que le decía que quizás esa noche algo podría cambiar en el rictus pétreo y doloroso que permanecía en el rostro de su esposa desde la operación. Él tampoco conseguía acostumbrarse a esa expresión desolada que, a pesar de que no le restaba ni un ápice de belleza, la hacía distante e inalcanzable para él. Le dolía verla así día tras día. Le dolía la tristeza de ella, del mismo modo que a ella le dolía la mutilación de la que había sido objeto su cuerpo.

Te quiero, lo sabes…

Entonces, lleno de ternura le susurró al oído: «Te quiero, lo sabes…. Te amaré siempre ¡Pase lo que pase! Tú eres mi princesa, mi amazona… ¡Entérate bien! ¡Nada podrá cambiar eso…!». Y ella recordó pensativa, sumida todavía en una pena infinita, cómo le contó una hermosa mañana de verano que los bulto que se había encontrado en los pechos unos días atrás era mucho más que unos simples bultos; cómo a él se le había atragantado la magdalena que mojaba en el desayuno; cómo el rostro de su marido palideció de repente; cómo las lágrimas de ella se mezclaron con el regusto a café al preguntarse en silencio por qué le había tocado a ella; cómo se prometieron entonces luchar juntos tras aceptar que no había otra salida más que vencer o morir.

Ninguno había llegado a cumplir aquella promesa

Sin embargo, ninguno llegó a cumplir aquella promesa. Era verdad que habían luchado con uñas y dientes contra aquel mal que, como una sombra, se había  abatido sobre ellos, sobre su recién iniciada vida en común, sobre su felicidad anhelada, convirtiéndola casi en una quimera imposible, sobre sus sueños, que quedaron destrozados a partir de aquel fatídico día. Habían luchado, sí, pero cada uno por su lado; habían jugado al escondite con el dolor propio y del otro y aquello había devastado su intimidad mucho más que la enfermedad misma.

Fue como revivir el primer beso

Esperanza se dio cuenta por fin de que limitarse a acompañar su respectiva soledad, sin compartir la angustia que la provocaba, había sido una tremenda equivocación y de repente quiso derribar el muro invisible que los había tenido separados y atenazados durante tanto tiempo. Volvió el rostro hacia Carlos y lo beso en la boca, tímida primero, luego con  ardor, con  desesperación también. Fue como revivir el primer beso que se dieron tanto tiempo atrás y volvió a llorar como lo había hecho tantas veces antes, pero el sabor de las lágrimas ya no lo sintió amargo. Ahora era liberador y vivificante. Las lágrimas se  le mezclaron con los besos, avivando el deseo dormido y un rayo de esperanza volvió a iluminar la alcoba hasta entonces permanecía sombría.

Sinonimia, antonimia, homonimia, paronimia y polisemia

Se me ha ocurrido empezar una nueva sección en mi blog (a la que he llamado apuntes de lengua) con algunas nociones básicas acerca del lenguaje, en su extensión más amplia, y voy a empezar por estos palabros que aparecen en el título (por favor, que no cunda el pánico). Trataré de definir estos términos y explicar cómo podemos sacarles el mejor partido a la hora escribir o preparar nuestras exposiciones orales.

¿Pero qué significan estas palabras? ¡Empecemos!

Sinónimos

La sinonimia consiste en el empleo intencionado de vocablos o palabras de significación idéntica o similar a las que denominamos sinónimos.

Los sinónimos, por tanto, que son palabras con el mismo significado, pero, ¡ojo!, no siempre pueden intercambiarse al cien por cien entre sí, ya que pueden presentar una cierta diferencia de matices. Por lo tanto, al elegir un sinónimo debemos tener en cuenta el contexto en el cual se utilizará.

En un diccionario de sinónimos podrían aparecer como tales las siguientes palabras y expresiones: morir, fallecer, estirar la pata y pasar a mejor vida. No obstante, ningún hablante nativo utilizaría en un contexto formal la expresión estirar la pata;

mª Ángeles sastre

Lo mismo cabría decir de los vocablos tripas e intestino, que también son sinónimos. Sin embargo, a nadie que conociera bien el idioma se le ocurría hablar en un contexto médico/formal de las tripas.

Así mismo, hay que tener en cuenta que una misma palabra puede tener significados muy diferentes según el país o zona. Por ejemplo, mono/a (además del animal mamífero, acepciones n.º 5 y n.º 12 en el diccionario de la RAE) sabemos que es un adjetivo que significa agradable o bonito referido a personas (acepción n.º 1) o cosas (acepción n.º 2), pero también puede significar en algunos países como Colombia persona de pelo rubio (acepción nº. 3) o referente al pelo rubio (acepción n.º 4).

Y para qué nos sirven los sinónimos te estarás preguntando ahora mismo. Pues fundamentalmente evitan la monotonía al prevenir el uso excesivo de un mismo término y pueden añadir también un valor estético al discurso literario.

Los sinónimos son útiles al momento de redactar un texto para evitar la repetición de una misma palabra o expresión sin faltar al sentido de lo que se quiere transmitir.

Esto es importante, sobre todo, al escribir textos en los que un término se vuelve muy frecuente. Al utilizar sinónimos, evitamos las reiteraciones de palabras y las redundancias, de modo que otorgamos mayor claridad y fluidez al mensaje escrito.

Además, la sinonimia es especialmente relevante en los textos literarios en general, donde cada palabra aporta un valor estético a la obra (la negrita es mía).

https://www.ejemplos.co/sinonimos

Según estas consideraciones tenemos varios tipos de sinónimos:

• Sinónimos totales o absolutos, aquellos en los que dos palabras significan exacta y rigurosamente lo mismo, en cualquiera que sea su contexto de aparición como oculista/oftalmólogo; marido/esposo; terminar/finalizar.

• Sinónimos parciales, aquellos en el que las palabras manifiestan una relación de proximidad o afinidad semántica relativa o incompleta y por lo tanto, solo es aplicable en determinados casos como humilde/pobre; amor/cariño; mujer/señora.

• Sinónimos referenciales. Son palabras que se utilizan para un mismo referente, aunque no signifiquen lo mismo de manera estricta como perro/guardián; café/bebida; librería/mueble.

Sinónimos connotativos. Es el uso como sinónimos de términos que han adquirido nuevos significados en el uso coloquial, dialectal o circunstancial aunque sus significados literales difieran. Lo vemos mejor con unos ejemplos: adherirse (a una idea o una fe)/abrazar (una idea/una fe); delgado/fideo; humillarse/arrastrarse.

Antónimos

Los antónimos son palabras de significado opuesto o contrario. Al igual que ocurre con los sinónimos, también encontramos diferentes tipos de antónimos.

• Antónimos graduales. Son palabras cuyo significado se opone , pero no de manera absoluta, ya que puede haber una gradación entre medias como negro/blanco (en medio encontramos la gama de tonalidades grises); frío/caliente (existen más términos que hacen referencia a la temperatura como helado, hirviente, etc.); día/noche (ya que existen también la aurora y el ocaso).

• Antónimos complementario. En este caso el significado de una palabra elimina la existencia de la otra porque son términos incompatibles. Es decir, afirmar la existencia de un término imposibilita la existencia del otro como vivo/muerto; casada/soltera; natural/artificial.

• Antónimos recíprocos. Consisten en aquellas palabras que necesitan tener un opuesto para tener sentido. como comprar/vender, entregar/recibir; pagar/cobrar.

Yo cuando tengo dudas con los significados de las palabras y con los sinónimos y antónimos suelo utilizar el diccionario de la RAE y el Wordreference.

Homónimos

Los homónimos son palabras de origen y significado diferentes, pero que se escriben o pronuncian de manera similar. En función de esta característica los llamamos:

• Homógrafos: se escriben igual aunque pueden variar en su pronunciación (aunque en español se suelen pronunciar también igual) como vino (del verbo venir)/vino (licor); nada (adverbio de cantidad)/nada (del verbo nadar); pila (bautismal)/pila (dispositivo que genera energía eléctrica).

• Homófonos: se pronuncian igual aunque pueden variar en su forma escrita como baca (soporte para el coche)/vaca (animal); bello/vello; votar/botar.

Parónimos

Los parónimos son palabras que tiene con otra una relación o semejanza, sea por su etimología o simplemente porque se parecen en su escritura o pronunciación (por lo que es fácil confundirlas), pero que tienen significado muy diferente como infligir (causar daño a alguien)/infringir (violar una norma o ley); actitud (disposición)/aptitud (inteligencia, capacidad para hacer algo); contornear (perfilar)/contonear (menear).

Palabras polisémicas

Si has tenido la paciencia de llegar hasta aquí, ánimo que ya falta poco

Las palabras polisémicas son aquellas que presentan varios significados como banco: entidad financiera o mueble para sentarse; bomba: artefacto explosivo o máquina para impulsar agua; cabo: grado militar, accidente geográfico o extremo de un hilo o cuerda.

Y ahora te estarás preguntando, entonces…

¿En qué se diferencian las palabras homónimas de las polisémicas?

Si es que parecen casi lo mismo, ¿no? Bien, hay una sutil pero importante diferencia entre ellas.

Esta diferencia la podemos ver a tres niveles:

• Escritura: en el caso de que las palabras se escribieran de manera diferente, tendríamos palabras (homónimas) homófonas (baca/vaca).

• Categoría gramatical: si la categoría gramatical de las dos palabras no coincide nos encontramos ante palabras (homónimas) homógrafas (nada (adverbio)/nada (verbo nadar).

• Etimología: origen etimológico de las palabra. Si el origen es el mismo, estamos hablando de palabras polisémicas. Si es diferente serán palabras (homónimas) homógrafas.

¿Y esto cómo lo puedes saber? Te voy a contar un truco muy cuqui. Cuando las buscas en el diccionario, si el origen etimológico es el mismo están en la misma entrada, mientras que si es diferente, aparecerán en entradas distintas. Volvamos a nuestros ejemplos

Palabra homógrafa: pila

Entrada 1

Palabra homógrafa: pila

Entrada 2

Palabra polisémica: cabo

Entrada 1

Y hasta aquí he llegado por hoy. Espero que no se te hay hecho demasiado largo.

Los guerreros mueren de pie

Hoy hace años que falleció mi padre (24 si no me he descontado). Aunque es una herida cicatrizada y apenas duele, todavía me hormiguea cuando se acerca esta fecha. Los primeros años le dediqué muchos poemas, ahora hace tiempo que no le escribo nada, pero no quería dejar pasar el día de hoy sin publicar este soneto, que fue el primero que escribí en su memoria. ¡Por ti, papá!

Mis padres en el día de su boda

Gastado por el trabajo y la vida,        

pero siempre tan erguido y tan recio,           

te veo como soldado viejo           

mostrando antiguas heridas.      

     

Tú nunca supiste de horas perdidas           

y a tu derrota pusiste buen precio           

y aunque a veces mostrabas mal genio           

los que te rodeaban te querían.           

De entre todos, tú solamente           

tuviste la suficiente lucidez           

para ver el final de tu camino

           

y asumiste sin vacilar el destino           

traspasando ese umbral de misterio            

hacia lo desconocido que es la muerte

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